Incluso antes de asumir formalmente su cargo, el Secretario General Ban Ki-moon hab赤a dejado muy claro, en una serie de declaraciones p迆blicas, que ?frica constituir赤a una de sus principales prioridades. Destac車 algunos de los principales problemas africanos a los que prestar赤a una atenci車n especial, entre los que cabe mencionar la crisis en Darfur y la Rep迆blica Democr芍tica del Congo, as赤 como la situaci車n en Somalia.
En una clara demostraci車n de la seriedad de su compromiso con respecto a ?frica, el Sr. Ban sorprendi車 a muchos observadores al nombrar a Asha-Rose Migiro, Ministro de Relaciones Exteriores de la Rep迆blica Unida de Tanzan赤a, Vicesecretario General de las Naciones Unidas. Adem芍s, en su primera misi車n oficial prolongada en el exterior como m芍ximo dirigente de las Naciones Unidas, el Sr. Ban visit車 la Rep迆blica Democr芍tica del Congo, Congo (Brazzaville) y Kenya, y asisti車 a la Cumbre de la Uni車n Africana en Addis Abeba (Etiop赤a). Esta misi車n no solamente brind車 al Secretario General la oportunidad de reunirse e intercambiar puntos de vista con numerosos Jefes de Estado africanos, sino que adem芍s posibilit車 la celebraci車n de amplias consultas con las principales partes interesadas de ?frica acerca de diversas situaciones urgentes.
Estas novedades ponen de manifiesto que ?frica y sus numerosos problemas contin迆an teniendo una gran prioridad en el programa de las Naciones Unidas. ?frica sigue estando en la vanguardia de la labor de la Organizaci車n, ya sea en el 芍mbito de los derechos humanos, en el humanitario, en el del desarrollo o, en particular, en la esfera de la paz y la seguridad. No obstante, muchas veces se pasa por alto el papel hist車rico que las Naciones Unidas han desempe?ado con respecto a ?frica, remont芍ndonos a los comienzos de la Organizaci車n, cuando las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas consagraban los principios y procedimientos que crearon un entorno propicio para el 谷xito de la lucha por la independencia de muchos pa赤ses africanos. Y en este sentido, las Naciones Unidas, entre las d谷cadas de 1940 y 1960, contribuyeron al alumbramiento del proceso de liberaci車n de ?frica. Asimismo, cabe recordar el importante papel desempe?ado por la Organizaci車n en la evoluci車n de Namibia hacia la independencia, en la lucha contra el apartheid y en la batalla general contra el racismo y la discriminaci車n racial.
Son cada vez m芍s los que hoy reconocen que la paz y la seguridad, el desarrollo econ車mico y social y los derechos humanos constituyen una parte esencial de un 迆nico programa mundial, y esta afirmaci車n resulta especialmente relevante aplicada a la labor que llevan a cabo las Naciones Unidas en ?frica. Pensemos, por ejemplo, en el programa de desarrollo de las Naciones Unidas, que se centra en el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio (ODM). ?frica constituye una prioridad, puesto que sigue siendo la mayor regi車n del mundo en desarrollo en la que, a no ser que se inviertan las tendencias actuales, no ser芍 posible alcanzar los ODM. Esta triste realidad ha generado un sentimiento de urgencia, una determinaci車n, en el seno de la comunidad internacional en su conjunto (tal como ha quedado expresado en importantes resoluciones y decisiones de las Naciones Unidas), de actuar de forma coherente y concertada a fin de apoyar las iniciativas africanas, con vistas a intensificar la lucha contra el hambre, el analfabetismo y las enfermedades en este continente.
En el programa de paz y seguridad de la comunidad internacional, resultan igualmente sorprendentes los esfuerzos que las Naciones Unidas concentran actualmente en ?frica en el 芍mbito del mantenimiento de la paz. Hace unos a?os se instal車 en Sierra Leona, pa赤s devastado por la guerra, la mayor fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas; posteriormente lo fue el caso de la fuerza desplazada a Liberia, seguida por la de la Rep迆blica del Congo. En cada uno de estos lugares, las Naciones Unidas desempe?aron un papel crucial acompa?ando a la poblaci車n nativa en la dif赤cil y compleja tarea de finalizar la guerra y comenzar la reconstrucci車n de la paz. En la actualidad, la mayor parte del personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas se encuentra en el continente africano y el Consejo de Seguridad invierte m芍s de la mitad de su tiempo en abordar los problemas de ?frica. A finales de marzo de 2007, el Consejo debati車 la cuesti車n de la cooperaci車n con organizaciones regionales; de nuevo, la atenci車n se centr車 en la Uni車n Africana como socio estrat谷gico en el mantenimiento de la paz internacional y la seguridad en el continente.
?Cu芍les son, entonces, las prioridades de las Naciones Unidas con respecto a ?frica? Darfur y su efecto desestabilizador sobre el vecino Chad, as赤 como el proceso de paz entre el norte y el sur del Sud芍n, conservar芍n sus posiciones prioritarias en el programa de las Naciones Unidas, al igual que la Rep迆blica Democr芍tica del Congo y la necesidad de apoyar la consolidaci車n del proceso de paz tras el reciente 谷xito de las elecciones. La crisis del Cuerno de ?frica, en especial la situaci車n de Somalia, seguir芍n reclamando la atenci車n urgente de las Naciones Unidas, en estrecha colaboraci車n con la Uni車n Africana y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo. En ?frica Occidental, la misi車n de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en C?te d'Ivoire desempe?ar芍 una funci車n fundamental, ayudando a las partes enfrentadas en guerra civil a aplicar los nuevos acuerdos alcanzados. Mientras tanto, el Consejo de Seguridad acaba de ampliar el mandato de las fuerzas de mantenimiento de la paz en la vecina Liberia, en reconocimiento del papel crucial e indispensable que 谷stas han desempe?ado, contribuyendo al mantenimiento de un entorno propicio para el Gobierno de la Presidenta Ellen Johnson-Sirleaf en su valiente esfuerzo por rehabilitar el pa赤s.
De acuerdo con el mandato emanado del Documento Final de la Cumbre Mundial 2005, las Naciones Unidas se encuentran actualmente inmersas en la preparaci車n de un programa de formaci車n de capacidad de diez a?os de duraci車n, en estrecha consulta con la Uni車n Africana, a fin de garantizar que el programa refleje adecuadamente las prioridades y necesidades de ?frica. Entretanto, la Comisi車n de Consolidaci車n de la Paz ha comenzado su importante labor ayudando a salvar la distancia entre el mantenimiento de la paz y la recuperaci車n en los pa赤ses que han atravesado situaciones de conflicto, especialmente en ?frica, asignando recursos a Sierra Leona y Burundi, respectivamente.
A pesar de que el compromiso activo de las Naciones Unidas en ?frica en un gran n迆mero de 芍mbitos es generalmente apreciado, los Estados Miembros africanos piensan que es necesario hacer m芍s y actuar con mayor rapidez en respuesta a la crisis que se vive en el continente. Los miembros africanos reconocen y, en cierta medida, aprecian la creciente tendencia existente en el seno del Consejo de Seguridad a delegar sus responsabilidad a los organismos de seguridad y paz regionales de ?frica, como la Uni車n Africana, la Comunidad de Desarrollo de ?frica Meridional y la Comunidad Econ車mica de los Estados de ?frica Occidental, en cuanto surge una amenaza para la seguridad y la paz internacionales.
El hecho de que esta tendencia constituya un reconocimiento t芍cito de la preferencia africana por encontrar "soluciones africanas a los problemas de ?frica'' es considerado por los pa赤ses de la regi車n como una novedad muy positiva, un signo de que, finalmente, la comunidad internacional ve que el continente ha asumido la responsabilidad de su destino. No obstante, la demora de la respuesta internacional a la crisis, as赤 como el nivel insuficiente de tal respuesta, son motivo de gran inquietud. A menudo se citan a modo de ejemplo las fuertes disparidades del gasto per c芍pita en asistencia humanitaria de emergencia
Pero hay otra dimensi車n que tambi谷n resulta preocupante. La responsabilidad primordial por el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales con respecto a ?frica sigue en manos del Consejo de Seguridad, a pesar de los esfuerzos internacionales, por ejemplo los realizados por la Uni車n Africana. Los pa赤ses africanos han puesto de manifiesto que la determinaci車n de los Estados de este continente de resolver sus propios problemas de paz y seguridad no debe servir de pretexto ni de excusa para que la comunidad internacional eluda su responsabilidad.
Otra fuente de frecuentes preocupaciones es la incapacidad de la comunidad internacional para alcanzar un consenso en torno a la reestructuraci車n de la composici車n del Consejo de Seguridad, de forma que refleje m芍s adecuadamente las realidades del siglo XXI. Se piensa que, debido principalmente al hecho de que el Consejo dedica una parte excesiva de su tiempo y energ赤a a los problemas africanos, ?frica deber赤a contar con una representaci車n apropiada entre los miembros permanentes del Consejo, a fin de tratar sus propios problemas con mayor eficacia. En respuesta a quienes proclaman constantemente la necesidad de que ?frica sea m芍s realista y no establezca unas metas tan ambiciosas, y no espere ocupar un asiento permanente en el Consejo en un futuro pr車ximo, un veterano Embajador africano replic車, ". eso es lo que nos dec赤an cuando est芍bamos luchando por la libertad; ?dec赤an que deb赤amos ser realistas, que deb赤amos reconocer que jam芍s estar赤amos preparados! ?Qu谷 habr赤a ocurrido si hubi谷ramos escuchado aquella retorcida l車gica?'', pregunt車 ret車ricamente.
Ahora, que resulta especialmente oportuno, ya que conmemoramos el 200 aniversario de la abolici車n del tr芍fico de esclavos, los Estados Miembros africanos no s車lo miran atr芍s con justificada satisfacci車n para ver los logros alcanzados en el seno de las Naciones Unidas, sino que tambi谷n miran hacia adelante, hacia los numerosos desaf赤os que les esperan. Las Naciones Unidas, por su parte, siguen otorgando a ?frica una prioridad central en su labor, no s車lo en los 芍mbitos de la paz, la seguridad y los derechos humanos, sino tambi谷n en la esfera del desarrollo econ車mico y social.
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La Cr車nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as赤 como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art赤culos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci車n por parte de las Naciones Unidas.?