Mensaje del Secretario General para el D铆a de los Derechos Humanos
10 de diciembre de 2011
Los derechos humanos nos pertenecen a todos y cada uno de nosotros, sin excepci贸n. Pero, a menos que los conozcamos, a menos que exijamos su respeto y que defendamos nuestro derecho 鈥攜 el de los dem谩s鈥� a ejercerlos, no ser谩n m谩s que palabras en un documento redactado hace decenios.
Por ello, el D铆a de los Derechos Humanos hacemos algo m谩s que celebrar la aprobaci贸n de la Declaraci贸n Universal de Derechos Humanos en 1948: reconocemos que sigue teniendo vigencia en nuestro tiempo.
Este a帽o se ha subrayado una y otra vez la importancia de los derechos humanos. En todo el mundo, la poblaci贸n se ha movilizado para exigir justicia, dignidad, igualdad, y participaci贸n, esto es, los derechos consagrados en la Declaraci贸n Universal.
Muchos de esos manifestantes pac铆ficos perseveraron pese a encontrar como respuesta violencia y m谩s represi贸n. En algunos pa铆ses, la lucha contin煤a; en otros, la voluntad del pueblo ha prevalecido y se han logrado importantes concesiones o se ha derrocado a los dictadores.
Muchas de las personas que buscaban lograr sus leg铆timas aspiraciones estaban conectadas a trav茅s de las redes de comunicaci贸n social. Atr谩s quedan los d铆as en que los gobiernos represivos pod铆an controlar por completo el flujo de informaci贸n. Hoy en d铆a, como parte de su obligaci贸n de respetar el derecho a la libertad de reuni贸n y de expresi贸n, los gobiernos no deben bloquear el acceso a Internet ni a las diversas formas de comunicaci贸n social para impedir las cr铆ticas y el debate p煤blico.
Sabemos que todav铆a hay demasiada represi贸n en nuestro mundo, demasiada impunidad, que todav铆a quedan demasiadas personas cuyos derechos no son a煤n una realidad.
Sin embargo, ahora que termina un a帽o extraordinario para los derechos humanos, tomemos fuerza de los logros alcanzados en este 2011: han echado a andar nuevas democracias, se han dado nuevos pasos para asegurar la rendici贸n de cuentas por los cr铆menes de guerra y los cr铆menes de lesa humanidad, y existe una nueva conciencia de los derechos mismos que no hace sino aumentar.
Al contemplar los desaf铆os que tenemos por delante, dej茅monos inspirar por el ejemplo de los activistas de los derechos humanos y el poder intemporal de la Declaraci贸n Universal y hagamos todo lo posible para defender los ideales y las aspiraciones que son v谩lidos para todas las culturas y todas las personas.