La Carta de las Naciones Unidas, que se firm¨® en 1945, no aborda la cuesti¨®n del medio ambiente. En el documento fundacional no aparecen ni la palabra en s¨ª ni ninguna referencia al ecologismo. Aun as¨ª, la protecci¨®n del medio ambiente influye en la conservaci¨®n de todo el planeta. Adem¨¢s, se trata de una cuesti¨®n relacionada con las disposiciones de la Carta, dado que la sostenibilidad del medio ambiente es un factor decisivo a la hora de garantizar el bienestar de sus habitantes. Por tanto, las iniciativas de las Naciones Unidas son imprescindibles en la b¨²squeda de soluciones para la mayor¨ªa de los problemas medioambientales. Con el paso de los a?os, esta cuesti¨®n ha ido adquiriendo una importancia cada vez mayor en las deliberaciones de la Asamblea General y se ha incluido en sus resoluciones, avance que acojo con sumo agrado.
Del mismo modo se han firmado una serie de tratados que abordan cuestiones medioambientales, entre ellos la Convenci¨®n sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, 1973), el Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminaci¨®n (1989), la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico (CMNUCC, 1992), el Convenio sobre la Diversidad Biol¨®gica (CDB, 1992), la Convenci¨®n de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificaci¨®n (UNCCD, 1994) y el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Org¨¢nicos Persistentes (2001), por nombrar solo unos pocos. En 1972 se cre¨® el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y en 2009 tuve el honor de ser nombrado Embajador de Buena Voluntad de este programa. Tal cantidad de tratados y la importancia que tienen son prueba de c¨®mo las Naciones Unidas han conseguido tener la situaci¨®n bajo control.
A mi juicio, la historia en torno a la redacci¨®n del Protocolo de Montreal relativo a las Sustancias que Agotan la Capa de Ozono, firmado en 1987, es el mejor ejemplo del ¨¦xito de la iniciativa de las Naciones Unidas en la esfera de la protecci¨®n del medio ambiente. Tras una serie de negociaciones por parte de la comunidad internacional que se sucedieron a un ritmo ejemplar durante unos pocos a?os, las Naciones Unidas pusieron en marcha medidas para reducir progresivamente la mayor¨ªa de las emisiones que agotan la capa de ozono y establecieron mecanismos para supervisar su aplicaci¨®n. No cabe duda de que el agotamiento del ozono amenaza nada menos que la vida en nuestro planeta. Actualmente el ¡°agujero de la capa de ozono¡±, tal y como se le denomina con frecuencia, se recupera de forma lenta, pero hay esperanzas de cara a encontrar la soluci¨®n a este problema. No obstante, a pesar de que se han conseguido cuantiosos logros, no hemos de desviar la atenci¨®n de los dos problemas principales que persisten.
Evidentemente, el primero de ellos es el cambio clim¨¢tico. En diciembre de 2015 se celebrar¨¢ en Par¨ªs una cumbre sin precedentes: el 21? per¨ªodo de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico. Las esperanzas y los esfuerzos de todos est¨¢n depositados en el ¨¦xito de este evento hist¨®rico. Sin embargo, las reuniones previas presentaron un panorama decepcionante, al menos en lo que respecta a las cuestiones tratadas, y evidenciaron la incapacidad de la comunidad internacional para hallar soluciones a los problemas actuales. Aun as¨ª, el cambio clim¨¢tico sigue siendo el principal problema medioambiental del siglo XXI. Sea cual sea el resultado de la Conferencia de Par¨ªs, solo ser¨¢ el principio, el primer paso en un proceso que habr¨¢ de continuar en los pr¨®ximos decenios.
Varias son las razones que explican por qu¨¦ ha costado tanto que las negociaciones en torno al cambio clim¨¢tico avancen. Entre ellas destacan la cambiante situaci¨®n geopol¨ªtica, ciertas condiciones econ¨®micas y las importantes repercusiones derivadas de estas. Estos desaf¨ªos se plantean principalmente por los efectos que produce el cambio clim¨¢tico sobre casi cualquier aspecto de la vida en nuestras sociedades. En mi opini¨®n, esto debe obligarnos a reconsiderar nuestro enfoque en torno a la protecci¨®n del medio ambiente. Se trata de una tarea que no solo conlleva preservar la flora y la fauna, sino tambi¨¦n garantizar que nuestro planeta est¨¦ en las mejores condiciones posibles para una humanidad pr¨®spera, lo cual nos lleva de nuevo a los pilares de las Naciones Unidas y lo dispuesto en la Carta. Y de aqu¨ª surge el segundo problema, que quiz¨¢ sea m¨¢s apremiante que el primero. ?
En cierto modo, el verdadero desaf¨ªo del siglo radica en c¨®mo allanar el camino hacia una convivencia global. Y el primer paso para conseguirlo es lograr un mayor conocimiento entre las personas y aceptar y celebrar nuestras diferencias. El odio y los conflictos alimentan la falsa imagen que tenemos del Otro. Pero al conocer al Otro reconoceremos su humanidad esencial y daremos, as¨ª, un paso m¨¢s en el camino de la reconciliaci¨®n, la tolerancia y la paz. En este sentido, las Naciones Unidas desempe?an un papel vital, ya que conceden el espacio de di¨¢logo permanente.
Otro de los objetivos por los que lucho con mi modesto trabajo es unir a las personas. Esto se refleja sobre todo en mi ¨²ltima pel¨ªcula, HUMAN, que puede considerarse la obra cumbre de mi trabajo. La pel¨ªcula versa sobre la historia de las Naciones Unidas en sus dos momentos decisivos: la Cumbre para la Tierra celebrada en R¨ªo de Janeiro en 1992 y la aprobaci¨®n de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en el a?o 2000.
De hecho, HUMAN se basa en Desde arriba, un proyecto de fotograf¨ªa a¨¦rea dise?ado para capturar la belleza del planeta que puse en marcha hace 20 a?os, tras la primera cumbre en R¨ªo de Janeiro. Gracias a este trabajo me nombraron Embajador de Buena Voluntad del PNUMA. Como bien es sabido, en aquella cumbre se asentaron los cimientos del desarrollo sostenible y se present¨® una estrategia para luchar por la preservaci¨®n del medio ambiente en los pr¨®ximos a?os. A pesar de que se hace un uso excesivo del t¨¦rmino ¡°sostenibilidad¡±, este define fundamentalmente la interdependencia entre el medio ambiente y las cuestiones sociales. El desarrollo sostenible no consiste ¨²nicamente en preservar las mariposas y las flores, sino en asegurar la existencia sostenible de los hombres y las mujeres que habitan el planeta, hombres y mujeres que son, al mismo tiempo, causa y soluci¨®n de los problemas a los que tiene que hacer frente la humanidad.
Asimismo, HUMAN se inspira en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Estos objetivos fundamentales, auspiciados por Kofi Annan en la v¨ªspera de la transici¨®n al siglo XXI, acercaron la acci¨®n de las Naciones Unidas al d¨ªa a d¨ªa ¡ªde preocupaciones, dificultades y esperanzas¡ª de (en aquel momento) los 6.000 millones de habitantes del planeta. Mi objetivo era poner cara y dar voz a estos 6.000 millones de personas. As¨ª comenz¨® mi proyecto titulado 6 mil millones de Otros (ahora se denomina 7 mil millones de Otros), donde se presentan los testimonios de miles de personas de todos los continentes de tal manera que se dibuja un retrato vivo de la humanidad.
En cierta medida, HUMAN es la s¨ªntesis de estos dos proyectos. HUMAN ve la luz al tiempo que los ODM se transforman en objetivos de desarrollo sostenible, es decir, cuando las Naciones Unidas tratan de integrar las cuestiones de medio ambiente en las agendas sociales y de desarrollo. En definitiva, no son dos proyectos que se contrapongan, sino que m¨¢s bien se complementan. Estoy convencido de que el ecologismo es una nueva forma de humanismo.
A lo largo de todo el proceso de adopci¨®n y aplicaci¨®n de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los objetivos de desarrollo sostenible me he percatado de la creciente preocupaci¨®n en torno a c¨®mo involucrar a m¨¢s personas en las iniciativas de las Naciones Unidas. Tal y como yo lo veo, esta ser¨¢ una de las cuestiones m¨¢s importantes en los a?os venideros. Me gustar¨ªa que las Naciones Unidas hallasen un modo mejor y m¨¢s directo de tender la mano a los miles de millones de habitantes del planeta, a pesar de que comprendo perfectamente el desaf¨ªo que esto supone.
El di¨¢logo no debe limitarse a las negociaciones entre los l¨ªderes y aquellos que adoptan las decisiones, sino que debe incluir a todos. Sin embargo, con frecuencia escuchamos ¨²nicamente a aquellos que tienen la capacidad o el prestigio social para ello. ?Cu¨¢ntos otros se quedan sin voz? ?Cu¨¢ntos otros conseguir¨¢n que se les escuche? Tanto en HUMAN, como en 7 mil millones de Otros, mi objetivo es dar la palabra a las personas a las que normalmente no escuchamos: los sin voz, los sin nombre, aquellos que no salen en las portadas de revistas, pero que son personas excepcionales. Con frecuencia, a pesar de que se las subestima, o quiz¨¢ a causa de ello, estas personas guardan un mensaje tan poderoso y aut¨¦ntico como su propio ser, ya que sus palabras no han sufrido la erosi¨®n de los medios de comunicaci¨®n.
Para que estos testimonios no desaparezcan hemos de hacernos eco de ellos. Debemos hacer el esfuerzo de comprender al m¨¢ximo estas palabras y reflexionar sobre ellas, repetirlas, reaccionar ante ellas o quiz¨¢ incluso rebatirlas.
Me gustar¨ªa que todos nosotros participemos de estas conversaciones con acciones, comprometi¨¦ndonos, cada uno a nuestra manera, para conseguir un mundo mejor en el que todos podamos convivir. Cada uno de nosotros podemos conseguirlo a nuestra manera: sonriendo a extra?os, hablando con nuestros vecinos de edad avanzada o ayud¨¢ndolos a llevar su compra, apoyando econ¨®micamente una u otra causa o involucr¨¢ndonos en una organizaci¨®n. Las Naciones Unidas tambi¨¦n est¨¢n impulsando un cambio fundamental, sobre todo al establecer cada vez m¨¢s v¨ªnculos con la sociedad civil y con organizaciones no gubernamentales (ONG). Al reconocer los conocimientos que tienen, el papel que desempe?an y la importancia de sus acciones, las Naciones Unidas ayudan a estimular un sector fundamental de nuestra sociedad, lo que permite que se expresen y se escuchen otras voces. He podido experimentar este fen¨®meno en todo el trabajo conjunto llevado a cabo entre mi fundaci¨®n y las Naciones Unidas y estoy convencido de que esta relaci¨®n con las ONG va a fortalecerse a¨²n m¨¢s en un futuro.
Para concluir me gustar¨ªa citar a Paul Claudel, quien escribi¨® que no son las espinas las que protegen a la rosa, sino su perfume. Del mismo modo, las nefastas predicciones de Casandra sobre el medio ambiente no salvar¨¢n al mundo. Lo har¨¢ nuestra capacidad de conmovernos. Lo har¨¢ tambi¨¦n nuestra capacidad para apreciar la belleza que habita en cada uno de nosotros, dejando que esta florezca al abrirnos al otro y hablar desde el coraz¨®n. El amor, entendido grosso modo como forma de empat¨ªa y benevolencia, es el pilar de toda vida en sociedad; es la piedra angular de la convivencia. El amor es algo revolucionario. Y ser¨¢ el amor lo que cambie el mundo. Eso es lo que intento transmitir en HUMAN. Eso es lo que siempre he intentado transmitir.?
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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?