Cuando los Jefes de Estado y de Gobierno nos reunimos en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York el 8 de septiembre de 2000 reflexionamos sobre las numerosas resoluciones y declaraciones hechas anteriormente a nivel internacional, continental y regional. Entonces nos dimos cuenta -y ahora ya lo sabemos- que casi todas ellas se centraban en los ahora c¨¦lebres objetivos de desarrollo del Milenio (ODM), que constituyeron el meollo de la Declaraci¨®n del Milenio de las Naciones Unidas. En el transcurso de la Cumbre acordamos que "no escatimaremos esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y ni?os, de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema". Asimismo nos comprometimos a "hacer realidad para todos ellos el derecho al desarrollo y a poner a toda la especie humana al abrigo de la necesidad".
La Declaraci¨®n del Milenio establece dentro de un solo marco las principales cuestiones pol¨ªticas que exigen la intervenci¨®n de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Propone un camino para movilizar recursos y contempla medidas concretas para evaluar los resultados de los Estados Miembros de las Naciones Unidas proponiendo una serie de objetivos relacionados entre s¨ª en materia de paz, desarrollo, gobernanza, seguridad humana y derechos humanos. Los objetivos de desarrollo del Milenio abarcan todos los aspectos que caracterizan el desarrollo, y en particular los siguientes:
- el desarrollo econ¨®mico es parte integrante del desarrollo humano;
- la paz y la estabilidad son requisitos necesarios;
- la buena gobernanza es esencial para el desarrollo humano;
- los derechos humanos, la igualdad y la equidad son requisitos fundamentales para el desarrollo humano;
- los objetivos de desarrollo del Milenio representan el mayor desaf¨ªo al que se enfrenta la humanidad para su desarrollo.
Recuerdo perfectamente que hace siete a?os Namibia asumi¨® un papel de liderazgo a la hora de formular y coordinar el compromiso colectivo de los dirigentes mundiales recogidos en la hist¨®rica Declaraci¨®n del Milenio de las Naciones Unidas, que constituye uno de los indicadores m¨¢s ilustrativos de lo mucho que ha progresado nuestro pa¨ªs desde ese entonces.
Durante decenios, los Miembros de la familia de las Naciones Unidas hab¨ªan sido fieles amigos y aliados de nuestro pueblo hasta que alcanzamos nuestra libertad e independencia. Lo que hicimos a cambio de ello fue una peque?a muestra de nuestra gratitud a cada uno de ellos. Lo que ahora debemos hacer es esforzarnos para lograr una s¨®lida alianza a favor de la paz mundial, la seguridad humana y el desarrollo sostenible. Y ¨¦se es el objetivo de la Declaraci¨®n del Milenio, sus metas y objetivos.
Namibia se siente orgullosa de haber servido a la comunidad internacional cuando asumimos la Presidencia del quincuag¨¦simo per¨ªodo de sesiones de la Asamblea General, a trav¨¦s del preclaro liderazgo del camarada Dr. Theo-Ben Gurirab. Por mi parte, me siento especialmente orgulloso de haber copresidido, junto con la Presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, la Cumbre del Milenio, en la que se aprob¨® esta hist¨®rica Declaraci¨®n.
Los desaf¨ªos futuros. Al igual que todas las buenas ideas de ¨¢mbito mundial, la consecuci¨®n de los objetivos de desarrollo del Milenio plantea numerosos desaf¨ªos. A pesar de que se establecieron objetivos espec¨ªficos, cuantificables, asequibles, realistas y de duraci¨®n determinada en el marco de los esfuerzos internacionales para promover el desarrollo humano, el seguimiento de los objetivos de desarrollo del Milenio plantea un serio reto, en particular para los pa¨ªses en desarrollo.
A nivel nacional, el desaf¨ªo consiste en involucrar a los dirigentes pol¨ªticos y a los responsables de la adopci¨®n de decisiones, as¨ª como en movilizar a la sociedad civil, las comunidades, el p¨²blico en general y los medios de comunicaci¨®n. Todos los interesados deben colaborar estrechamente para hacer que los objetivos de desarrollo del Milenio a nivel nacional sean acordes con las circunstancias concretas de cada pa¨ªs. Los planes de desarrollo nacional a medio plazo de la mayor¨ªa de los pa¨ªses se basan en nuestras visiones a largo plazo. Por lo general, este hecho plantea un grave problema debido a la falta de v¨ªnculos entre las pol¨ªticas nacionales, sectoriales y regionales definidas en los planes nacionales de desarrollo y los planes sectoriales estrat¨¦gicos y operativos.
Asimismo, la ausencia de una planificaci¨®n integrada para reducir al m¨ªnimo el derroche de unos recursos tan escasos es otro problema que dificulta la consecuci¨®n de los objetivos de desarrollo del Milenio. El principal desaf¨ªo es la movilizaci¨®n de los recursos. De acuerdo con el objetivo 8 -crear una alianza mundial para el desarrollo- los pa¨ªses desarrollados deben prestar asistencia a los pa¨ªses en desarrollo para ayudarles a alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio. Lamentablemente, los pa¨ªses desarrollados no han cumplido su compromiso. Incluso en los casos en los que se dispone de recursos financieros, los pa¨ªses en desarrollo se enfrentan a otro problema, a saber, la falta de recursos humanos y capacidades para formular los planes correctos y para ejecutar los programas y proyectos y realizar el seguimiento de los mismos.
Esta carencia se ve perpetuada por la pandemia del VIH/SIDA, que afecta en particular a los pa¨ªses del ?frica subsahariana. Esta pandemia no s¨®lo socava la mayor¨ªa de nuestra labor a favor del desarrollo, sino que tambi¨¦n erosiona los recursos humanos que necesitamos para desarrollarnos, en particular a los miembros j¨®venes y productivos de nuestras sociedades. A nivel internacional nos enfrentamos a condiciones econ¨®micas desfavorables, as¨ª como a guerras y conflictos. Pero a pesar de todo ello me siento optimista y creo que, con mayor compromiso y dedicaci¨®n, saldremos victoriosos y alcanzaremos la mayor¨ªa de los objetivos de desarrollo del Milenio, si no todos, en 2015.
?
La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?